La sonda espacial Solar Orbiter de la NASA y la Agencia Espacial Europea pasó el lunes a 7.995 kilómetros de la superficie de Venus.
El fin de la maniobra fue aprovechar la gravitación del planeta para acelerar la nave y ajustar su trayectoria en dirección al Sol. La cámara del aparato grabó el acercamiento.
En las imágenes se aprecia la parte nocturna de Venus como un semicírculo oscuro rodeado de la parte del planeta iluminada con luz solar, que aparece con forma de media luna.
“Idealmente, hubiéramos podido resolver algunas características en el lado nocturno del planeta, pero había demasiada señal desde el lado diurno. Solo una franja del lado diurno aparece en las imágenes, pero refleja suficiente luz solar para causar la media luna brillante y los rayos difractados que parecen provenir de la superficie”, cita un comunicado de la NASA al astrofísico Phillip Hess.
Asimismo, este martes, otra sonda espacial, la europeo-japonesa BepiColombo, se acercó a tan solo 552 kilómetros de Venus. Al igual que Solar Orbiter, utilizó el segundo planeta del sistema solar como un trampolín para llegar al objetivo de su misión, Mercurio, al que sobrevoló por primera vez a inicios de octubre.