¿Te imaginas encontrarte de noche cerca de la puerta del cementerio a unos “ánimas”? No importa si son espíritus o un par de tarados disfrazados, seguro te das un buen susto y te echas a correr.
Guatemala es conocida por sus leyendas, tradiciones orales que cuentan los abuelos, pero que pasa cuando vas caminando a tu casa y una de esas historias se hacer real.
Resulta que unas personas que caminaban con destino a su hogar, pasaban frente al Histórico Cementerio General, ubicado en la zona 3 de la Ciudad, cuando de pronto, ven que en fila marcha lo que parece ser un grupo de penitentes.
De inmediato y gracias a la tecnología, logran documentar el avistamiento y publicar las fotografías en redes sociales. Muchos que las han visto aseguran que se trata de unos payasos que quieren asustar a las personas.
Otros en cambio, aseguran que son integrantes de una secta, que van al interior del cementerio a realizar algún tipo de brujería, pues en una de las imágenes se ve como ingresan al camposanto en hora de la noche cuando está prohibido el ingreso.
PENITENTES DE LA RECOLECCIÓN
La leyenda cuenta que los penitentes fantasmas quieren librarse de sus culpas. Quienes los han visto afirman que además de ir encadenados, visten capuchones antiguos y algunos se flagelan.
Son ánimas por las cuales las mujeres mayores dicen hay que rezar ya que verlos atemoriza, pero también provoca pena y compasión porque a nadie le gustaría estar eternamente encadenado a sus malas acciones.
Se cree que esta leyenda se dio a conocer previo al terremoto de 1917 en Guatemala, en el barrio de la Recolección. Los vecinos del lugar afirman que no era prudente salir, ya que los penitentes eran almas en pena cuyo propósito era llevarse a más personas con ellos.
Un hombre habitante de dicho barrio esperó una noche a que se aparecieran los penitentes, cuando llegó el momento, vio pasar un centenar de personas cubiertas con trajes oscuros, capuchones y una vela encendida en la mano, iban rezando, pero no se entendía lo que decían.
Uno de los penitentes se acercó a él y le entregó una de las velas, a la mañana siguiente encontró un hueso en lugar de la vela. Lo que procedía era devolver el hueso a uno de los penitentes, pero cuando lo intentó, el penitente lo tomó del brazo y se lo llevó con ellos.