Tiene 12 años, reside en Reino Unido y este verano ha ganado 290.000 libras esterlinas, casi 340.000 euros al cambio actual Benyamin Ahmed, una especie de genio de la informática que aprendió a escribir código a los cinco años.
Elaboró durante sus vacaciones una colección de imágenes digitales que bautizó como “Weird Whales” y las vendió por dicha cantidad como tokens no fungibles.
Su historia es el último caso de éxito de la fiebre de los NFT, productos digitales que se compran y venden y cuya originalidad se certifica por la tecnología blockchain, una moda que se ha visto alimentada por la explosión de bitcoin y del resto de criptomonedas.
La obra de Ben está compuesta por un conjunto de 3.350 ballenas elaboradas como variaciones a modo de meme de un cetáceo parecido al del videojuego “Minecraft” y fue vendida gracias a la promoción que el menor hizo en un hilo en Twitter, en una página de LinkedIn y en su canal de YouTube. Su obra se volvió viral durante sus vacaciones escolares.
El dinero vino después y según ha dicho la familia del menor, Ben almacenará sus ganancias en Ethereum, la misma criptomoneda que fue utilizada para vender la obra de arte de la ballena.
El archivo, en este caso cada ballena, se estampa con una firma digital única que se conserva en una cadena de bloques. Ese fragmento de código se puede comprar y vender y registra la propiedad. De esta forma se convierte en un objeto único, original como si se tratara de un cuadro o una escultura.