Cuando el presidente Joe Biden empezaba a remontar la crisis provocada por la caótica retirada de Afganistán, el Pentágono ha admitido este viernes el trágico error de un ataque con dron que mató a diez civiles en Kabul, en el tramo final del colosal puente aéreo que sacó a miles de personas del país centroasiático.
Washington reconoce que malinterpretó la información sobre un vehículo civil que tomó por “amenaza inminente” del Estado Islámico-K.
El secretario de Defensa, Lloyd Austin, ha reconocido la dramática equivocación. “Nos disculpamos y nos esforzaremos por aprender de este horrible error”, dijo.
En represalia por el sangriento atentado, y ante el temor de nuevas amenazas “creíbles e inminentes”, como se encargaron de repetir durante días la Casa Blanca y el Pentágono, un dron bombardeó una furgoneta en el patio de una casa familiar en un barrio cercano al aeropuerto.
Murieron diez personas, incluidos siete menores, así como el supuesto sospechoso, Zemari Ahmadi, un padre de familia que colaboraba con una ONG estadounidense en el reparto de comida a refugiados en torno a Kabul y que acababa de aparcar el vehículo, una furgoneta con la caja descubierta, tras volver del trabajo.
Así lo contaron varios medios internacionales, después de entrevistar a supervivientes del bombardeo y familiares de las víctimas. El Pentágono aseguró entonces que el suceso estaba siendo investigado.
Ante el silencio de Washington, que se prolongó durante casi dos semanas, el diario The New York Times publicó recientemente una demostración, basándose en fotografías e imágenes por satélite, de que las víctimas habían sido miembros de una familia y no el supuesto vehículo pilotado por terroristas del ISIS-K y cargado de explosivos que, teóricamente, se dirigía al aeropuerto con intención de atentar de nuevo.
“Ahora estoy convencido de que diez civiles, incluidos siete menores, murieron como consecuencia de este ataque”, ha dicho este viernes el general Frank McKenzie, jefe del Comando Central, a quien correspondió la investigación. “Es más, comprobamos que es poco probable que el vehículo y los que murieron tuvieran vínculos con ISIS-K o representaran una amenaza directa para las fuerzas estadounidenses. Por eso nuestra investigación concluye que el ataque fue un trágico error”, dijo McKenzie a los periodistas.
El secretario de Defensa también dio explicaciones. “En nombre del Departamento de Defensa, ofrezco mis más profundas condolencias a las familias de quienes fueron asesinados, incluido el señor Ahmadi y el personal de Nutrición y Educación Internacional, compañía ONG del señor Ahmadi”, cuyas actividades eran completamente inofensivas, confirmó Austin. “El señor Ahmadi es sólo una víctima inocente como lo fueron los demás que murieron trágicamente en este incidente”.