Un pequeño, llamado Jimmy, inocentemente comió las cenizas de su hermana recién fallecida, luego comenzó a presentar unos extraños síntomas.
El pequeño no sabía lo que estaba comiendo y cuando su madre se percató de ello, actuó de inmediato recogiendo la ceniza que quedaba, diciendo que creía que su hijo no alcanzaba el frasco.
El niño que se había comido las cenizas de su hermana, inició a experimentar sucesos por las madrugas no tan normales.
Incluso la madre tuvo que acudir donde un sacerdote para poder limpiar del todo al que era su único hijo. El suceso ocurrió en Canadá en 2018.