Esta sería la razón por la que Megan Fox se mantiene alejada de la bebida es puramente práctica.
En 2009, ella acudió en solitario a la gala de los Globos de Oro, donde siempre se rumorea que las estrellas de cine se sueltan el pelo con mayor facilidad que en otros eventos, y acabó sentada en la misma mesa que Blake Lively y los Jonas Brother. Ante esa extraña combinación de comensales, la intérprete decidió centrarse en disfrutar de las botellas gigantes de la marca de champán Moët & Chandon que se ponen a disposición de los invitados y, según recuerda, se bebió bastantes copas.
“Ahora ya no bebo y esa es la razón. Me puse muy agresiva y más tarde solté un montón de tonterías en la alfombra roja que no debería de haber dicho nunca. Me metí en un lío por todo lo que dije”, ha confesado en una entrevista.