¿Está mal visto el comprar o tener un PC gaming para trabajar? Hay quien dice que trabajar utilizando un PC diseñado para gaming es un error porque tu productividad se puede ir al traste, o simplemente porque «queda feo» pero, ¿tiene esta afirmación razón de ser? Vamos a ahondar en el tema para tratar de llegar a una conclusión al respecto.
Nos guste o no, vivimos en la era de las «apariencias», donde hay ocasiones en las que aparentar se tiene mucho más en cuenta que la propia realidad. Por lo tanto, si estás trabajando desde casa el tener un ordenador portátil corporativo, diseñado para el trabajo, que un PC gaming con su potente hardware, su monitor de alta resolución y frecuencia de refresco e incluso sus lucecitas RGB pero, ¿por qué?
Usar un PC gaming para trabajar es lo mejor que puedes hacer
Digan lo que digan las apariencias, si estamos hablando de tener un PC con un rendimiento óptimo para cualquier tarea que vayamos a encontrarnos en el trabajo, no hay nada mejor que invertir en un PC gaming para ello. Los PC gaming no se tratan únicamente de tener una tarjeta gráfica potente para mover juegos, sino que hablamos de todo un ecosistema enfocado en entregar el mejor rendimiento y por ello esta tarjeta gráfica casi siempre va emparejada con un procesador potente y una buena cantidad de memoria RAM de gran rendimiento, algo que va bien tanto para juegos como para trabajar.
De igual manera, un PC gaming también suele ir emparejado (o al menos debería) con un monitor a la altura, con una alta resolución que no solo hará que veas mejor los juegos sino dándote una mayor área de trabajo, y con una alta frecuencia de refresco que te proporcionará una mejor experiencia en juegos pero que también hará que todo funcione de manera mucho más fluida, algo que tus ojos y tu cabeza agradecerán si te tienes que pasar 8 horas al día frente a la pantalla.
Por supuesto todo depende del tipo de trabajo que tengas que realizar, ya que obviamente si necesitas realizar cargas de trabajo extremadamente pesadas una workstation te va a dar un mejor rendimiento que un PC gaming, pero en ese caso se trata de un dispositivo especializado y con una cuota de mercado casi marginal en comparación que, desde luego, tampoco es que vaya a cubrir mucho las «apariencias».
Es cierto que quizá para muchos tipos de trabajo un PC gaming estará bastante sobredimensionado en términos de rendimiento, pero si cuando terminas tu jornada laboral quieres entretenerte jugando, ¿por qué no hacerlo en el mismo sitio? Y muy especialmente si la inversión monetaria para adquirir el equipo la has tenido que hacer tú.
Además de las apariencias, que trabajar en un PC gaming esté mal visto tiene que ver también con la desconfianza. El hecho de que tu PC esté preparado para ejecutar los últimos juegos a tope hace pensar a la gente -especialmente a jefes desconfiados- que vas a estar jugando en horas de trabajo, algo que no harías si tienes un equipo que va con lo justo. Esto es a causa de la desconfianza natural de los jefes, pero ahí entra en juego la profesionalidad de cada cual: si estás trabajando, estás trabajando y no jugando por mucho que lo hagas en un PC capaz de ello; de eso se trata ser un profesional, ¿no?
No dejes que las apariencias influyan en tu decisión
Al final, si tú como trabajador decides invertir cierto dinero en comprar un PC para poder trabajar desde casa pero al mismo tiempo eres un aficionado a los videojuegos de PC, que las apariencias no te hagan tomar la decisión equivocada o te arrepentirás. Un PC gaming tiene potencia sobrada para casi cualquier trabajo y de ti depende el ser un profesional y dedicar las horas de trabajo a éste, así que el resultado final de tu rendimiento en el trabajo solo dependerá de ti y no del equipo en el que lo desempeñes.
Por lo tanto, nuestra recomendación es que si decides invertir en un PC gaming para trabajar, es algo que no solo estará bien hecho sino que además lo vas a agradecer por el rendimiento y la buena experiencia que te va a proporcionar, tanto en el trabajo como en tus ratos de ocio en los que decidas utilizarlo para jugar.