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Un hogar ordenado y limpio puede tener un impacto significativo en nuestro estado de ánimo y bienestar. El desorden puede causar estrés y ansiedad, mientras que un espacio organizado nos brinda una sensación de paz y control. De acuerdo con el portal The Spruce, empezar con pequeños pasos es la clave para no sentirte abrumada. En lugar de intentar ordenar toda la casa de una vez, enfócate en una sola habitación o incluso en un solo rincón, como el cajón de tu escritorio o la mesa de noche.

El método de las “tres cajas” es muy efectivo: ten una caja para “guardar”, otra para “donar” y una tercera para “tirar”. Cada vez que tomes un objeto, decide en cuál de las tres categorías irá.
Deshacerse de cosas que ya no usas no solo libera espacio físico, sino también mental. Una vez que has depurado, es momento de organizar. Utiliza cestas, cajas y separadores para mantener los objetos agrupados y fáciles de encontrar. Etiquetar estos contenedores también puede ayudarte a ti y a tu familia a mantener el orden a largo plazo. Un consejo práctico, según Good Housekeeping, es tener un lugar para cada cosa. Cuando un objeto tiene un hogar designado, es mucho más fácil devolverlo a su lugar después de usarlo.
Recuerda que el objetivo no es la perfección, sino crear un ambiente que te haga sentir cómoda, relajada y feliz. Un hogar ordenado es un refugio donde puedes recargar energías y disfrutar de la tranquilidad.