Pese a tener muchas oportunidades de anotar un gol, el PSG simplemente se vio superado por el Borussia y nuevamente queda fuera de la Champions League.
“Si perdemos felicitaremos al rival y mañana volverá a salir el sol”. Lo dijo el lunes Luis Enrique en la previa y, para su pesar, se cumplió un día después. El Borussia Dortmund dio el golpe en París, se llevó el triunfo por 0-1 y el PSG volvió a fallar en su asalto eterno a la Champions League. Cuatro remates al palo (todos en la segunda mitad) servirían de excusa para el campeón galo pero el futbol, a pesar de su dominio, le desmentiría.
Subcampeón en 2020, cuando fue derrotado por el Bayern Múnich en la final que se jugó en Lisboa, ésta es la tercera ocasión en que el campeón francés cae en las semifinales del torneo, después de ser eliminado por el Milan en 1995 y por el Manchester City en 2021. Curiosamente, en ambas ocasiones su verdugo acabó perdiendo la final.
Estrelló esos cuatro remates en la madera (seis en el total de la eliminatoria) y dominó ampliamente el PSG, pero fue el suyo un dominio falseado por el permiso que le concedió un Borussia que demostró haber trabajado el partido a la perfección. Se bastó con hacer una sola falta en toda la primera mitad, solo concedió dos disparos entre palos en ese primer acto y anuló de tal manera a Mbappé, con una defensa de ayudas incontables, que el nulo protagonismo de la estrella francesa arrastró a todos sus compañeros.
Apenas Vitinha mantuvo la energía y solvencia necesaria en un partido de estas características y presión a la vez que se iban fundiendo sus compañeros, que aún agradecieron a Donnarumma que sacase una mano milagrosa al remate de Adeyemi antes del descanso.
Después, necesitó el Borussia solo un corner, lanzado con maestría por Brandt y rematado con magnificencia por el veterano Hummels, para dar el golpe y convertir la necesidad de remontada parisina en una misión más imposible a cada minuto que pasaba.
Impecable en su trabajo táctico, el equipo germano nunca se dejó agobiar y empequeñeciendo a Mbappé se bastó para convertir en un manojo de nervios a un PSG cada vez más agobiado y desesperado a cada remate que se estrellaba en los palos de Gregor Kobel. Alguno más claro que otro pero, a fin de cuentas, sin que eso ocultase los merecimientos de un Borussia que al cabo de 11 años volverá a Wembley.
Allí puede reencontrarse con el Bayern que le derrotó en aquella final de 2013 o cruzarse con el Real Madrid. La respuesta se conocerá el miércoles. Pero el que no estará en Londres será el PSG, para el que la Champions se ha convertido en una pesadilla.