Billie Eilish se convirtió hace solo dos años en el gran fenómeno de la escena pop y el lanzamiento, hace solo unas semanas, de su segundo trabajo discográfico “Happier Than Ever”, que superó el millón de copias vendidas en todo el mundo, no ha hecho otra cosa que consolidar su privilegiada posición en la industria de la música, de la que ya es una figura más que respetada.
Sin embargo, la intérprete de 19 años todavía se sorprende al comprobar las pasiones que levanta en el seno de su base de fans, una de las más diversas y amplias en la actualidad.
La joven parece no haber asimilado todavía el peso que tiene su música y su presencia escénica en un sector profesional y cultural tan competitivo y concurrido como el discográfico, ya que aún recuerda como si fuera ayer esos tiempos en los que era una adolescente desconocida y con sus propios ídolos a los que admirar.
“Me resulta muy extraño tener fans, la verdad, y creo que eso se debe a que hace nada yo era uno de ellos y, de repente, la gente empezó a mirarme como si yo estuviera en un pedestal. Me sigue pareciendo muy raro porque sigo sintiendo que soy una don nadie”, ha explicado la artista californiana.
“Solo hago música y estos chicos y chicas que me escuchan… Es que soy como ellos y me siento identificada con ellos y siempre tendrán mi apoyo, Pero que sean mis fans no hace que sean inferiores a mí o a cualquier otra persona, ¿sabes?”, afirmó.