Luego de perder su apelación legal contra la decisión de cancelar su visa, Novak Djokovic tuvo que abandonar Australia y no podrá jugar el Australian Open.
El conflicto de la deportación, que duró varios días, se originó porque el tenista no está vacunado contra el COVID-19, por lo que hubo una gran cantidad de trabas para otorgarle la visa para ingresar a un país bajo exención médica.
El número 1 del mundo perdió el recurso ante un tribunal australiano por segunda vez sobre su visado, por lo que no podrá defender su título en la competición que se celebrará en dicho país.
La decisión fue tomada, de forma unánime por tres jueces del Tribunal Federal, lo que significa que el serbio tendrá que ser deportado y además presentará una prohibición de regresar al país por un período de tres años, salvo ciertas excepciones.
El ministro de inmigración de Australia comentó que la presencia del tenista, que no se ha vacunado, en el país, podría generar un aumento del sentimiento contra la vacunación e incluso incitar disturbios civiles.
En tal sentido, y tras la cancelación de visado, el serbio dijo que cooperaría con las autoridades para organizar su salida del país, pero confesó que se sentía extremadamente decepcionado.
Tras la decisión, los organizadores del torneo han decidido reemplazar a Djokovic por el italiano Salvatore Caruso, que deberá medirse contra el serbio Miomir Kecmanovic.