Ethan Hawke, reconocido actor y escritor, ha compartido recientemente valiosas anécdotas sobre el rodaje de la icónica película de 1989, ‘La Sociedad de los Poetas Muertos’, destacando la particular forma de trabajar del fallecido Robin Williams. La revelación principal se centra en la libertad creativa que Williams gozaba y ejercía, la cual lo llevaba a apartarse del guion de manera constante y sin requerir permiso previo.
Hawke, quien interpretaba al joven y tímido Todd Anderson en la cinta, presenció de primera mano cómo Williams, en su papel del profesor John Keating, proponía ideas espontáneamente e improvisaba líneas y acciones. Este método, según Hawke, fue inicialmente irritante para su yo de 18 años, que se enfocaba en una actuación más metódica y seria. No obstante, esa espontaneidad e ingenio inagotable terminaron por abrirle un “mundo de posibilidades” en el arte de la interpretación.
“Si tenía una idea, simplemente la hacía. No pedía permiso”, relató Hawke, refiriéndose a las frecuentes improvisaciones de Williams.
De hecho, algunas de las escenas más memorables y queridas por el público, como la imitación de John Wayne, surgieron de la habilidad de Williams para improvisar, una práctica que el director Peter Weir alentó en ciertos momentos para infundir un tono más orgánico y cálido a la película. Años después de la filmación, Hawke llegó a la conclusión de que esa actitud desenfadada, que en su momento le pareció una burla a su seriedad juvenil, fue en realidad un catalizador que lo inspiró y enseñó una lección fundamental sobre la actuación: la importancia de la naturalidad y la creatividad desbordada. Williams, a través de su arte sin ataduras, dejó un legado que sigue inspirando a las nuevas generaciones de actores.
