El certamen Miss Universo 2025 ha sido testigo de un desfile de trajes típicos que, como es costumbre, combinó la fantasía, la tradición y la originalidad. Sin embargo, fue la propuesta de Noruega la que acaparó los reflectores y generó una intensa conversación global. Leonora Lysglimt-Rodland, la representante noruega, apareció en el escenario ataviada como un salmón, desatando una mezcla de críticas y aplausos por su audacia y sentido del humor.
Este traje, que simulaba la forma y el color de uno de los recursos naturales y económicos más importantes del país nórdico, no fue una simple elección estética. La joven de 19 años y su equipo buscaron resaltar la relevancia del salmón en la identidad noruega, un símbolo de su gastronomía, legado marítimo y, crucialmente, de su compromiso con la pesca sostenible y la preservación de los ecosistemas marinos.
El diseño del atuendo era ingenioso: una estructura exterior que representaba la piel plateada del pez se abría para revelar un enterizo en tonos rosados y metálicos, que simulaba la carne y la anatomía interna del salmón.
La reacción en plataformas digitales como X (antes Twitter) ha sido polarizada. Mientras algunos usuarios cuestionaron la elección por considerarla más cercana a un disfraz que a un traje de alta costura, otros elogiaron la inteligencia y el mensaje de conciencia ambiental detrás del diseño. La propuesta de Miss Noruega no solo cumplió el objetivo de ser memorable, sino que también inició un diálogo sobre la sostenibilidad y la forma en que un traje típico puede trascender lo folclórico para abordar temas contemporáneos.

