La superestrella Rihanna ha vuelto a ser el centro de atención mediático tras una reciente aparición en Santa Mónica, Los Ángeles, marcando una sofisticada ruptura con sus atuendos usualmente informales. La cantante y empresaria optó por un conjunto integralmente negro, de fuerte inspiración vintage, que la transportó directamente a la estética predominante de la década de los noventa.

El detalle que más destacó de su estilismo fue el flequillo, estructurado en mechones definidos sobre la frente, una clara referencia a los cortes popularizados a finales del siglo pasado. La pieza central del outfit fue una imponente gabardina de cuero de la colección primavera 2026 de la firma Ann Demeulemeester, una prenda que, a pesar de su reciente presentación en la Semana de la Moda de París, aporta un aire decididamente retro.
Bajo la gabardina, que decidió llevar abierta y sin cinturón, Rihanna lució un ajustado vestido negro de punto con un detalle asimétrico y una abertura alta en la cadera, complementado con medias semitransparentes. La elección de accesorios mantuvo el aire de exclusividad: un collar de diamantes y un bolso Gucci Horsebit en formato east-west. Es notable cómo la artista adaptó la propuesta de pasarela —donde el diseño se combinaba con zapatillas voluminosas— al elegir zapatos de ante con punta, inyectando al look una identidad propia y urbana.
Este estilismo contrasta con sus apariciones previas, donde solía frecuentar el restaurante italiano Giorgio Baldi con atuendos más relajados. La elección de piezas de diseñador y la recurrencia en el uso de ciertas prendas y accesorios reafirman su posición como una referente de moda que no teme reutilizar elementos, fortaleciendo su sello personal en la industria.