Mantener tu joyería en buen estado no solo conserva su belleza, también alarga su vida útil. El cuidado comienza con la prevención: evita el contacto con perfumes, cremas o productos de limpieza, ya que los químicos pueden opacar o dañar metales y piedras. Un hábito sencillo es guardar cada pieza en bolsas de tela o estuches individuales para prevenir rayones y oxidación.

La limpieza depende del material
Para joyas de oro y plata, el método más seguro es lavarlas con agua tibia, unas gotas de jabón neutro y un cepillo de cerdas suaves. Posteriormente, sécalas con una tela de algodón que no deje pelusa. Las piezas con piedras preciosas requieren aún más delicadeza: nunca uses productos abrasivos ni cepillos duros. Para la plata, existen paños especiales que eliminan el ennegrecimiento típico sin necesidad de químicos fuertes.
Un consejo importante es establecer una rutina: limpia tus piezas al menos una vez al mes si las usas con frecuencia. Además, quítatelas antes de bañarte, hacer ejercicio o nadar, pues el cloro y el sudor aceleran el desgaste.
De acuerdo con la American Gem Society, la limpieza regular ayuda a preservar la integridad de los metales y evita la acumulación de suciedad que puede dañar las piedras.