Muchas veces basta con limpiar a fondo las superficies con ingredientes que ya tienes en la cocina. Los azulejos, la lechada y hasta el inodoro acumulan humedad, moho y suciedad que restan luminosidad. Una de las combinaciones más efectivas es bicarbonato de sodio con vinagre blanco.
Proceso:
Mezcla tres cucharadas de bicarbonato con un chorro de vinagre hasta formar una pasta. Aplícala sobre juntas y rincones oscuros, deja actuar 10 minutos y frota con un cepillo viejo. El resultado es un brillo más claro y fresco.

Otra opción es el limón, que además de blanquear, aporta un aroma natural. Corta uno por la mitad, espolvorea sal gruesa y frótalo directamente sobre manchas de óxido o zonas amarillentas. Para espejos y grifos opacos, el truco infalible es rociar una mezcla de agua tibia y vinagre en partes iguales, y luego secar con un paño de algodón; así recuperan el brillo y reflejan mejor la luz.
Si tu baño tiene mal olor, coloca un vaso con café molido seco en una esquina: absorberá la humedad y neutralizará aromas desagradables, contribuyendo a la sensación de frescura y claridad.
Con estos remedios sencillos, tu baño no solo lucirá más limpio y claro, sino que también se sentirá más acogedor, sin necesidad de químicos agresivos.
Fuentes:
• Organización de Consumidores y Usuarios (OCU): Guía de limpieza ecológica
• National Library of Medicine: Household Cleaning and Disinfection