Durante su participación en un conocido reality show, la actriz confesó de manera escueta haber sido parte de NXIVM, una organización que, bajo la fachada de cursos de desarrollo personal y profesional, ocultaba una red de abuso y explotación. Esta revelación ha generado un amplio debate sobre las implicaciones de haber estado involucrado en dicho grupo, liderado por Keith Raniere, quien actualmente cumple una condena de 120 años de prisión en Estados Unidos por delitos como tráfico sexual y trabajo forzado.
Pertenecer a NXIVM implicaba adentrarse en una estructura piramidal que prometía el éxito y el empoderamiento a través de sus “Programas de Éxito Ejecutivo”. Sin embargo, la realidad para muchos de sus seguidores era muy diferente. Los miembros eran presionados a invertir grandes sumas de dinero en talleres y a reclutar a más personas, generando una fuerte dependencia económica y psicológica hacia la organización y su líder, a quien llamaban “Vanguardia”.
Lo más siniestro de NXIVM se encontraba en un círculo secreto conocido como “DOS” (Dominus Obsequious Sororium), un subgrupo compuesto exclusivamente por mujeres. Bajo engaños, estas eran convertidas en esclavas de Raniere, siendo forzadas a entregar material comprometedor como “garantía” para asegurar su lealtad y silencio. Además, eran sometidas a dietas extremas y, en un acto de sumisión absoluta, marcadas a fuego en la zona pélvica con las iniciales del líder.
La organización logró captar a empresarios, figuras públicas y artistas en varios países, incluido México, donde tuvo una presencia significativa. La participación de personalidades, como la actriz de Smallville, Allison Mack, quien también fue sentenciada por su rol en el reclutamiento de mujeres, fue clave para su expansión. Ser parte de NXIVM significaba, para muchos, ser víctima de un sofisticado esquema de manipulación coercitiva que dejó secuelas psicológicas y económicas profundas en quienes lograron escapar de su influencia.