Quedarse atrapado en el tráfico puede ser una de las experiencias más estresantes del día, pero también puede convertirse en una oportunidad para practicar la calma. Lo primero es aceptar que no todo está bajo tu control: las bocinas y los embotellamientos no desaparecerán por tu impaciencia.

Aplica estos métodos sencillos
Respira profundo, inhalando por la nariz y exhalando lentamente; este sencillo ejercicio reduce la tensión y ayuda a oxigenar el cerebro.
Aprovecha para escuchar música relajante, un podcast interesante o un audiolibro que te motive. Mantén una postura cómoda y evita apretar demasiado el volante, pues la rigidez del cuerpo aumenta la sensación de frustración. También es útil cambiar la perspectiva: en vez de ver el tráfico como tiempo perdido, míralo como un espacio para reflexionar, organizar mentalmente tu día o simplemente desconectar. Con práctica, transformarás esos minutos grises en momentos de serenidad.