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Síndrome de la impostora: cómo identificarlo y superarlo en el ámbito profesional

Has alcanzado una nueva posición en tu trabajo, has completado un proyecto exitoso o has recibido un reconocimiento por tu labor. Sin embargo, en lugar de sentir orgullo, una voz interior te susurra que no lo mereces, que ha sido cuestión de suerte y que en cualquier momento los demás descubrirán que eres un fraude. Si esta sensación te resulta familiar, es posible que estés experimentando el síndrome de la impostora.

Este fenómeno psicológico, que afecta de manera desproporcionada a las mujeres, se define como la incapacidad de internalizar los propios logros y un miedo persistente a ser descubierta como una impostora. No se trata de falta de autoestima, sino de una percepción distorsionada del propio éxito, atribuyéndolo a factores externos como la suerte o la ayuda de otros, en lugar de a la propia capacidad y esfuerzo.

Identificarlo es el primer paso. Algunas señales comunes incluyen: minimizar constantemente tus logros (“no fue para tanto”), sentir una presión excesiva por trabajar más que los demás para “compensar” tu supuesta incompetencia, y un miedo paralizante al fracaso, ya que crees que un solo error confirmará tus peores miedos. Este ciclo de duda y ansiedad puede ser agotador y limitar tu crecimiento profesional, llevándote a rechazar nuevas oportunidades por miedo a no estar a la altura.

Superarlo es un proceso, pero es posible. Comienza por reconocer y registrar tus logros. Lleva un diario donde anotes tus éxitos, por pequeños que sean, y los comentarios positivos que recibes. Esto te ayudará a tener evidencia concreta de tu competencia. Habla sobre lo que sientes; compartir tu experiencia con una colega de confianza, una mentora o una amiga puede hacerte ver que no estás sola y que muchas mujeres exitosas han sentido lo mismo.

Finalmente, aprende a aceptar los cumplidos. En lugar de desviarlos, simplemente responde con un “gracias”. Practica separar los sentimientos de los hechos. El hecho es que lograste algo; el sentimiento es que no lo mereces. Con el tiempo y la práctica, aprenderás a confiar más en los hechos y a desafiar esa voz crítica interna que te impide brillar con todo tu potencial.

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