Hoy, 18 de noviembre, se conmemoran 122 años de la firma del Tratado Hay-Bunau-Varilla en Washington D.C., un acuerdo fundamental que se celebró entre los representantes de Panamá y Estados Unidos. Este pacto no solo resolvió la situación política generada por la reciente separación panameña de Colombia, sino que también estableció las bases legales y logísticas para el proyecto de ingeniería más ambicioso de la época: la construcción del Canal de Panamá.

El tratado, firmado apenas dos semanas después de la declaración de independencia de Panamá (3 de noviembre de 1903), otorgó a Estados Unidos los derechos perpetuos para construir, operar, sanear y proteger un canal a través del istmo, junto con el control de una franja de diez millas de ancho a lo largo de la vía, conocida como la Zona del Canal de Panamá.
Este acuerdo, aunque crucial para la concreción del canal, se caracterizó por su rápida negociación y ha sido históricamente objeto de debate. El embajador panameño, Philippe Bunau-Varilla, de nacionalidad francesa y con intereses personales en el proyecto, negoció y firmó el texto sin la presencia ni la plena autorización del gobierno panameño, lo que generó controversia sobre su equidad para la nación centroamericana.
La relevancia de este tratado radica en que permitió a Estados Unidos tomar la posta de los esfuerzos franceses previos, superando desafíos técnicos y de salud pública, para finalmente inaugurar el canal en 1914. Esta vía marítima transformó el comercio mundial al unir el Océano Atlántico y el Océano Pacífico, reduciendo drásticamente las distancias y los costos del transporte marítimo internacional. El control total de la vía fue revertido a la República de Panamá el 31 de diciembre de 1999, cumpliendo con los Tratados Torrijos-Carter de 1977.