La fotografía de Marilyn Monroe de pie sobre una rejilla de ventilación del metro, con su vaporoso vestido blanco ondeando al viento, es quizás la imagen más reconocida de la actriz y un verdadero ícono de la cultura popular del siglo XX. Sin embargo, este instante, inmortalizado durante el rodaje de la película “La comezón del séptimo año” (The Seven Year Itch, 1955), tiene una historia oculta que se remonta a la época de la Segunda Guerra Mundial.
El momento no fue una ocurrencia espontánea, sino una recreación planeada por el fotógrafo Sam Shaw, amigo cercano de Monroe y el encargado de la fotografía promocional de la cinta. Shaw, al leer el guion de la película que mencionaba la brisa del metro, recordó una fotografía que él mismo había tomado en 1941 en Coney Island y que apareció en la revista Friday durante la guerra. En esa imagen, se mostraba a una joven con un marinero en una pose similar, donde el viento jugaba con su atuendo.
Cuando Sam Shaw fue contratado como fotógrafo para la película en 1954, supo que tenía la oportunidad de reutilizar esa idea con una escala mucho mayor. El guion describía la escena donde el personaje de Monroe, “La Chica”, siente la brisa al pasar un vagón del metro y exclama: “Oh, ¿sientes la brisa? ¿No es deliciosa?”. Shaw propuso recrear la foto de 1941 con Monroe.
La famosa escena se rodó en la calle 52 de Nueva York, afuera del Trans-Lux 52nd Street Theatre, el 15 de septiembre de 1954, atrayendo a una multitud enorme. A pesar de que la secuencia se grabó en Nueva York, la escena que finalmente se usó en la película tuvo que ser filmada de nuevo en un estudio en Los Ángeles debido a las dificultades de sonido y la necesidad de controlar mejor el efecto del viento, además de las estrictas normas de censura de la época.
La foto de Sam Shaw no solo inmortalizó a Marilyn Monroe con el legendario vestido blanco de William Travilla, sino que también se convirtió en el cartel promocional de la película. Curiosamente, este famoso rodaje fue también un punto de inflexión en la vida personal de Monroe, pues fue durante esta sesión fotográfica en la rejilla del metro de Nueva York que su esposo, el beisbolista Joe DiMaggio, se marchó enfadado, lo que finalmente condujo a su divorcio meses después. De esta manera, una simple línea en un guion y la memoria de una foto de la guerra se unieron para crear un mito cinematográfico.