Cuando llegó a su trabajo, el 19 de mayo de 1986, en el Aeropuerto Internacional Profesor Urbano Ernesto Stumpf, en Sao José dos Campos, en el estado de Sao Paulo en Brasil, el controlador aéreo Sergio Mota da Silva no imaginó que esa jornada sería recordada en la historia de la ufología como “La Noche Oficial de los Ovnis”.
Ese lunes por la noche, 21 objetos voladores no identificados, algunos de ellos de hasta 100 metros de diámetro, fueron avistados por decenas de testigos, tanto civiles como militares, en cuatro estados: Sao Paulo, Río de Janeiro, Minas Gerais y Goiás. Solo en el interior del estado de Sao Paulo se registraron avistamientos en Caçapava, Taubaté y Mogi das Cruzes.
En Guaratinguetá, también en el estado de Sao Paulo, el avistamiento fue colectivo, según relató el ufólogo Edison Boaventura Júnior, presidente del Grupo Ufológico de Guarujá (GUG).
“Alrededor de las 20:00 horas, unos dos mil militares, entre cadetes y oficiales, de la Escuela de Especialistas Aeronáuticos (EEAR), presenciaron el fenómeno, a simple vista o con binoculares”, afirma.
Los ovnis, fueron detectados por radares del Centro Integrado de Defensa Aérea y Control de Tráfico Aéreo (Cindacta). Lo que significa, en otras palabras, que tales objetos eran sólidos.
El Centro de Operaciones de Defensa Aérea (CODA) desplegó cinco aviones de combate de la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) para interceptar a los presuntos invasores.
Según los pilotos, los puntos multicolores lograron, entre otras maniobras, flotar estáticamente en el cielo, volar en zigzag, girar en ángulo recto, cambiar de color, trayectoria y altitud y alcanzar velocidades de hasta 15 veces la velocidad del sonido.
“El número de objetos vistos esa noche fue mucho mayor que 21”, cree el controlador aéreo Sergio da Silva Mota.
“A veces, los pilotos tenían contacto visual con los objetos, pero los radares no registraban nada. Otras veces, los radares incluso detectaban la presencia de objetos, pero los pilotos no podían verlos. La Fuerza Aérea consideró solo los avistamientos en los que había confirmación simultánea. El resto fueron descartados”, señala.
“La Noche Oficial de los Ovnis es uno de los casos más importantes de la ufología mundial. Es el caso con mayor número de testigos en todo el planeta”, explica el ufólogo Jackson Luiz Camargo, autor del libro “La Noche Oficial de los Ovnis en Brasil”, publicado en 2021.
“No definiría lo que pasó como una invasión. En ningún momento hubo una conducta hostil por parte de las inteligencias que operaban esos dispositivos”, aclara.
El riesgo de un desastre aéreo era inminente. Tales objetos, además de una intensa luminosidad, eran capaces de realizar maniobras imposibles para cualquier aeronave.
Para empeorar la situación, sobrevolaban instalaciones estratégicas para la defensa aérea, como el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE) y el Centro Técnico Aeroespacial (CTA) en Sao José dos Campos, así como la Academia de la Fuerza Aérea (AFA) en Pirassununga, en el estado de Sao Paulo.
Por estas y otras razones, el entonces Ministro de Aeronáutica, Brigadier Octávio Júlio Moreira Lima (1926-2011), pronto fue notificado de lo que estaba sucediendo. En unos instantes entraron en acción tres aviones de combate de la FAB, dos F-5 y un Mirage.
El primero de ellos, un F-5, prefijo FAB-4848, pilotado por el teniente Kleber Caldas Marinho, partió de la Base Aérea de Santa Cruz en Río de Janeiro a las 22:34.
El segundo caza, un Mirage F-103, prefijo-4913, comandado por el Capitán Armindo Sousa Viriato de Freitas, despegó a las 22:48 de la Base Aérea de Anápolis en el estado de Goiás.
El tercero, un F-5, prefijo FAB-4849, pilotado por el Capitán Márcio Brisolla Jordão, partió a las 22:50 de la Base Aérea de Santa Cruz.
A los tres aviones de combate se les dio la misma misión: interceptación no agresiva. Es decir, aunque estuvieran armados con armas pesadas, intentarían hacer un acercamiento pacífico. No consiguieron hacerlo.
Cuando los aviones intentaron acercarse a los objetivos, éstos desaparecieron de la vista de los militares y de las pantallas de radar. Y luego de un tiempo, reaparecieron en otro lugar.
“Todo era muy curioso e inusual. Desde el tamaño de los objetos —el mayor de ellos, probablemente la nave nodriza de la flota, tenía 11 kilómetros de largo— hasta su tecnología, que era inmensamente superior a la nuestra”, analiza el periodista y ufólogo Ademar José Gevaerd, editor de la revista UFO.
“En ningún momento intentaron atacarnos. Jugaron al ‘gato y al ratón’ con nosotros”, agregó.
De cualquier manera, los pilotos recibieron instrucciones de maniobrar la aeronave con las luces de navegación apagadas y el sistema de armas activado.
“A lo largo de los años tuve la oportunidad de entrevistar a militares de alto rango que, entre otras cosas, me dijeron: En Brasil, no se dispara contra los ovnis porque no representan una amenaza. No sé cómo reaccionarían si fueran atacados”, informa el ufólogo Marco Antonio Petit.
“Al contrario de lo que se informa oficialmente, ellos saben muy bien a lo que se enfrentan”, agrega.
El 23 de mayo de 1986, a las 16:30, el entonces Ministro de Aeronáutica, Brigadier Octávio Júlio Moreira Lima, convocó una rueda de prensa para informar que cinco aviones de combate de la FAB habían perseguido 21 ovnis.
“No se trata creer o no en seres extraterrestres o platillos voladores. Solo podemos dar información técnica. Hay varias suposiciones. Técnicamente, diría que no tenemos ninguna explicación”, declaró Brigadier en ese momento.
Al término de la rueda de prensa, a la que asistieron los cinco pilotos de la FAB y los controladores de vuelo que estaban de servicio esa noche, el Ministro de Aeronáutica declaró que se investigaría el episodio y que, en el plazo de 30 días, se publicaría un informe completo.
Solo 23 años después, el 25 de septiembre de 2009, se difundió un informe sobre el caso, firmado por el Comandante Interino de la Fuerza Aérea (COMDA), José Pessoa Cavalcanti de Albuquerque, y fechado el 2 de junio de 1986.
“Como conclusión de los hechos constantes observados en casi todas las presentaciones, este Comando es de la opinión de que los fenómenos son sólidosy reflejan, en cierto modo, inteligencia, por la capacidad de seguir y mantener distancia de los observadores, así como volar en formación, no necesariamente tripulados”, decía el documento.
En general, los informes sobre el caso no son concluyentes. Nadie puede decir con certeza qué sucedió la noche del 19 de mayo de 1986. Sin duda, nadie descarta la hipótesis de vida inteligente en otros planetas.
“Los seres humanos somos muy presuntuosos. Nos creemos dueños del universo”, declaró el coronel Ozires Silva, en 2014.