Casi tan perturbadora como una película de terror resultó ser la historia de la familia Broaddus, quienes habitaban en Westfield, Nueva Jersey Estados Unidos.
En 2014, Derek y Maria Broaddus compraron una espectacular casa por el precio de 1.3 millones de dólares.
Pero el hogar de ensueño de los Broaddus pronto se convirtió en una pesadilla, ya que aquella compra incluía más que una antigua construcción y un amplio terreno: un extraño vigilante que se hacía llamar ‘The Watcher’, en español, ‘El Observador’.
La historia atrajo el interés de la prensa. Los otros habitantes de la ciudad estaban al tanto de la existencia del extraño que, según anunció en reiteradas ocasiones por medio de macabros mecanismos, vigilaba la casa.
Las intimidantes cartas de un acosador
La casa había sido construida en 1905, era una vivienda unifamiliar de unos 364m^2 con seis habitaciones. Tras haber obtenido la propiedad 657 Boulevard en Westfield, los Broaddus, quienes tenían tres hijos, comenzaron a remodelar su nueva casa.
Sin embargo, antes de mudarse recibieron una carta de un extraño.
El citado medio indicó que, solo tres días después de cerrar el trato, los Broaddus recibieron la atemorizante misiva.
En la carta, publicada por medios locales, se podía leer: ‘657 Boulevard ha sido el centro de mi familia durante décadas y ahora que se acerca a sus 110 años, me pusieron a cargo de vigilar y esperar su llegada. Mi abuelo cuidó esta casa en la década de 1920 y mi padre hizo lo mismo en la década de 1960. Ahora me toca a mí. ¿Conocen la historia de esta casa? ¿Saben lo que hay dentro de sus paredes? ¿Por qué están aquí? Yo lo averiguaré‘.
El autor firmaba como ‘The Watcher’.
La familia, lamentablemente, nunca se instaló del todo en la vivienda a raíz del terror que les provocaron las cartas, las cuales eran cada vez más amenazantes.
En otras de las misivas compartidas decía: ‘¿Necesitan llenar la casa de sangre joven como pedí? Se lo pedí a los anteriores propietarios. Una vez conozca sus nombres los llamaré y los atraeré hacia mí’.
El vigilante anónimo se refería a los tres hijos de los Broaddus como ‘sangre joven’.
En los mensajes, el autor también hablaba de los anteriores dueños de la vivienda, John y Andrea Woods, quienes, al ser consultados por los nuevos dueños, aseguraron haber recibido tan solo una extraña carta pocos días antes de mudarse de allí.
La investigación de la policía
La familia Broaddus estaba desesperada, por lo que decidieron instalar cámaras en la propiedad e incluso contrataron investigadores privados, entre ellos a un agente retirado del FBI.
Los Broaddus preguntaron a los anteriores dueños si habían recibido otra oferta para la compra, intuyendo que otros interesados en adquirir la propiedad los estaban acosando.
Pero nadie sabía nada.
Las sospechas se volvieron polvo.
Según se informó, no llegaron a ninguna parte las investigaciones.
Aún así, las cartas no paraban de llegar. Sin otro remedio, los Broaddus pusieron la casa a la venta seis meses después de haber concretado la compra.
Los primeros propietarios de la vivienda aseguraron a diversos medios que no fueron acosados por nadie durante los 23 años que habitaron el lugar.
Sin embargo, los Broaddus los demandaron por no haberles informado sobe ‘El Observador’, la demanda fue desestimada en 2017.
Llevar la historia a la pantalla grande
Así como la historia de la casa ha sorprendido a más de uno y hasta se ha comparado con una película de terror, varias productoras mostraron su interés por crear, justamente, una producción inspirada en dichos sucesos.
Cuatros estudios cinematográficos, entre estos Universal y Ney Line Cinema, se mostraron interesados por la historia de la familia y el acosador de las cartas.
Incluso, en Twitter, una cuenta que se hace llamar ‘Westfield Watcher’, bromeó sobre quién interpretaría al observador ‘The Watcher’ en la pantalla grande.
Oooh! Who should play me? I vote Cumberbatch. https://t.co/bQJOl1cTwd
— Westfield Watcher (@TheWatcherNJ) June 29, 2015
Finalmente, después de una disputa entre Warner Bros, Fox, Amazon y Netflix, este último se quedó con los derechos de la historia.
Un relato que, a pesar de llevarse pronto a la ficción, no ha dictado su punto final.