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La vida en el universo puede ser más abundante de lo que pensábamos

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Un equipo formado por 16 astrofísicos de distintas partes del mundo acaba de publicar un estudio en el que aseguran que las moléculas necesarias para la vida son entre 10 y 100 veces más abundantes de lo que se pensaba hasta ahora.

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Han llegado a esa conclusión gracias al análisis de la información capturada por el telescopio ALMA, situado en el desierto de Atacama, en Chile. Este telescopio es capaz de medir con gran precisión longitudes de onda de la luz y detectar señales muy débiles de moléculas que se encuentran a gran distancia.

“Los mismos ingredientes necesarios para sembrar la vida en nuestro planeta se encuentran también alrededor de otras estrellas. Es posible que las moléculas necesarias para iniciar la vida en los planetas se encuentren fácilmente en todos los entornos de formación de planetas”, asegura John Ilee, investigador de la Universidad de Leeds y uno de los autores principales de este descubrimiento.

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Hasta ahora, dicen los investigadores, se ha pensado que los compuestos que hicieron que se originara vida en la Tierra provenían de cometas y asteroides que se habían desprendido de los discos protoplanetarios fuera del sistema solar. Los discos protoplanetarios son unos anillos compuestos por diversos materiales que se forman alrededor de una estrella joven. Entre esos materiales hay compuestos que son básicos para que la vida tenga lugar, pero los científicos no estaban seguros si es común encontrarlos en todos los discos protoplanetarios.

“ALMA nos ha permitido por primera vez buscar estas moléculas en las regiones más internas de estos discos en escalas de tamaño similares a nuestro Sistema Solar”, asegura el doctor Ilee. “Nuestro análisis muestra que las moléculas se encuentran principalmente en estas regiones interiores con una abundancia entre 10 y 100 veces superior a lo que han predicho los modelos”.

Los investigadores también descubrieron que las regiones del disco en las que se encontraban las moléculas son a su vez el lugar donde se forman los asteroides y los cometas. Por lo tanto, asegura el equipo, es posible que en estos discos se produzca un bombardeo de asteroides y cometas cargados de moléculas orgánicas muy similar al que pudo ocurrir aquí en la Tierra y que dio comienzo a la vida.

ALMA permitió al equipo centrarse en la búsqueda de tres de esas moléculas: cianoacetileno (HC3N), acetonitrilo (CH3CN) y ciclopropenilideno (c-C3H2). Y lo hicieron en cinco discos protoplanetarios conocidos como IM Lup que están en plena formación planetaria y que se encuentran a una distancia de entre 300 y 500 años luz de la Tierra.

“Los estudios teóricos y de laboratorio sugieren que estas moléculas son los ingredientes fundamentales para construir moléculas que son componentes esenciales en la química biológica en la Tierra, creando azúcares, aminoácidos e incluso los componentes del ácido ribonucleico (ARN) en las condiciones adecuadas”, asegura Ilee. “Sin embargo, muchos de los entornos en los que encontramos estas complejas moléculas orgánicas están bastante alejados de dónde y cuándo creemos que se forman los planetas. Queríamos saber más sobre dónde exactamente y qué cantidad de estas moléculas estaban presentes en los lugares de nacimiento de los planetas: los discos protoplanetarios”.

El equipo ha detallado los resultados de su investigación en un artículo publicado en la revista Astrophysical Journal Supplement Series. Este artículo es uno de los 20 que ha publicado este grupo de investigación internacional y que tiene como objetivo descubrir cómo funcionan los procesos químicos que suceden durante la formación planetaria.

El siguiente paso para el equipo es investigar si existen moléculas aún más complejas en los discos protoplanetarios. “Si estamos encontrando moléculas como éstas con esa abundancia, nuestra comprensión actual de la química interestelar sugiere que también deberían ser observables moléculas aún más complejas”, afirma el doctor Ilee. “Esperamos utilizar ALMA para buscar los siguientes peldaños de complejidad química en estos discos. Si los detectamos, entonces estaremos aún más cerca de entender cómo los ingredientes básicos de la vida pueden agruparse alrededor de otras estrellas”.

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