Este 6 de enero, se celebra en el Mundo la visita de los Reyes Magos a Belén donde se postraron ante el recién nacido Jesús, declarándolo rey, Dios y salvador.
Pero los Reyes Magos no llegaron con las manos vacías, pues, según el Evangelio de San Mateo, los sabios regalaron a Jesús ofrendas de oro, incienso y ‘mirra’.
“Cuando llegaron a la casa, vieron al niño con María, su madre; y postrándose lo adoraron. Abrieron sus cofres y le presentaron como regalos oro, incienso y mirra”. (Mateo 2:11)
Según la religión católica, dichos regalos tienen una explicación.
La tradición señala que el rey Melchor llevó oro con la intención de reconocer al niño como Rey de Reyes. Por su parte, Gaspar ofrendó el incienso, identificando a Jesús como Dios, teniendo en cuenta que el incienso era un aroma que se ofrecía a la divinidad.
Baltasar ofreció al recién nacido la ‘mirra’, que es una resina que proviene de arbustos o árboles pequeños de la especie Commiphora, un árbol que crece al noreste de África, en Arabia y Turquía.
La ‘mirra’ es una resina aromática y contiene varias propiedades medicinales, aunque también se utilizaba tradicionalmente como ingrediente principal para elaborar perfumes y ungüentos para embalsamar a los muertos.
En este sentido, este presente para el Niño Jesús era un anticipo de que iba a morir, como un humano más.
Según la fe cristiana, “este regalo nos viene a enseñar que Cristo se hizo carne, humano, verdadero hombre, y murió por nosotros, por eso necesitó ser embalsamado con mirra”, recoge el sitio Religión COPE.
Lo cierto es que, posiblemente, todo el mundo conozca la palabra ‘mirra’ gracias a las ofrendas que los Reyes Magos hicieron a Cristo en el día de su nacimiento. Aunque también es posible que muchos no supieran que se trata de una resina aromática.