El 19 de julio de 1985, una catástrofe sin precedentes sacudió el norte de Italia cuando la presa de relaves de Val di Stava, en la provincia de Trento, colapsó, liberando una avalancha devastadora de lodo, arena y agua. Este trágico evento resultó en la muerte de al menos 268 personas y dejó un número considerable de desaparecidos, además de arrasar con viviendas, hoteles y puentes a su paso.
La presa de Val di Stava era parte de las instalaciones de una mina de fluorita y se utilizaba para contener los desechos de la extracción. Con el tiempo, se había construido una segunda presa, ubicada río arriba, para aumentar la capacidad de almacenamiento. Sin embargo, ambas estructuras presentaban deficiencias en su construcción y un mantenimiento cuestionable.
Según las investigaciones posteriores, la causa principal del colapso fue el debilitamiento de la pared de la presa superior, provocado por una acumulación excesiva de agua debido a las intensas lluvias. La inestabilidad de la pared, junto con un drenaje inadecuado y fallas en los sistemas de tuberías, llevó a que la presa superior cediera. La masa de lodo y agua liberada impactó con fuerza contra la presa inferior, que no pudo soportar la presión y también colapsó, desatando una avalancha de aproximadamente 180,000 metros cúbicos de material semi-fluido.
La riada de lodo y escombros descendió por el valle a una velocidad de hasta 90 kilómetros por hora, engullendo los pueblos de Stava y Tesero. El desastre destruyó 63 edificios, incluyendo hoteles llenos de turistas en temporada alta, y ocho puentes, transformando el paisaje en una zona de devastación.
Este suceso puso en evidencia la importancia de la seguridad y el correcto estudio de suelos en la construcción de presas, especialmente aquellas destinadas a contener desechos mineros. Años después del desastre, en junio de 1992, diez personas fueron condenadas por desastre culposo y homicidio múltiple, en un intento de buscar justicia para las víctimas y sus familias. El colapso de Val di Stava se convirtió en una lección dolorosa sobre las consecuencias de la negligencia en la ingeniería y la gestión de infraestructuras críticas.