Jorge Ramos confirma que da positivo de COVID en sus vacaciones y queda atrapado, en Mahe, islas Seychelles, donde acababa de llegar con su familia para pasar unos días felices y de descanso.
El periodista escribió una columna en la página de ‘Al Punto’ y cuyo título es: ‘Atrapado en el Paraíso’… Allí comienza relatando que, luego de dos intensos años de reportar y cubrir la pandemia, decidió tomarse unas vacaciones en un lugar que siempre quiso conocer, y nunca había ido.
Ahorro de por medio invitó a sus hijos y a su pareja, Chiquinquirá Delgado. Pero apenas llegó comenzó a sentirse mal, dolor en un oído y de cabeza, algo que, teniendo en cuenta que los PCR para viajar habían dado negativo, se lo adjudicó a las horas de vuelo y a la diferencia horaria de 9 horas.
Como buen periodista, decidió doble confirmar ‘la información’ de su negativo, y se hizo una prueba casera que había llevado en su maleta. La repuesta fue un contundente positivo.
A modo de ‘breaking news’ Ramos dice que actúo de inmediato ante su noticia para nada positiva: “Nadie del resto del grupo estaba infectado y sorprendentemente encontré unos vuelos a Miami esa misma noche para regresar a todos. Mi hija Paola no me quería dejar solo y, en una increíble muestra de cariño y solidaridad, se quedó conmigo unos días para cuidarme”, explica el periodista en la columna.
“Una vez que se confirma el diagnóstico, el ministerio de salud de las Seychelles se comunica contigo y te obliga a ponerte en estricta y solitaria cuarentena”, cuenta y fue así como quedó confinado en su paradisíaco cuarto de hotel, rodeado de vegetación exótica, y un mar de color mágico, pero sin poder salir.
Ramos, explica que sus tres dosis de vacuna Moderna, lo ayudaron a que los síntomas fueran casi leves, el tinitus se le fue luego de un par de días, y solo le habría quedado eso que conocen los que transitaron por el coronavirus, y que se instala por un tiempo más después de dar negativo: el cansancio corporal.
“Mi hija Paola, magnífica y magnánima, ya se fue. Pero antes se aseguró que no tuviera nada grave. Tuvimos, con máscaras y una amplia distancia social, cuatro días de maravillosas conversaciones. La quiero y la admiro. Cuando sea grande quiero ser como ella. Al ver su pelo revuelto irse en el auto que la llevó al aeropuerto, me puse a llorar como hace décadas que no lo hacía. Por varios minutos, incontrolable”, escribió.
“No soy religioso ni supersticioso. Pero ahora entiendo por qué el personaje de Tom Hanks en la película ‘Náufrago’ se sentía acompañado por una pelota de voleibol a la que llamó Wilson. Chiqui, mi compañera de vida, olvidó un arete y lo tengo postrado como objeto sagrado sobre una toalla blanca; quiero creer que si lo toco me traerá suerte. O al menos me recuerda mi vida antes de esta pesadilla”, confesó.
Ramos confiesa que está atravesando por emociones y sentimientos nuevos: el miedo, la angustia que no lo abandona ni para dormir, y la incertidumbre de no tener el control. Intenta tomar como herramienta la respiración que aprendió haciendo yoga e incluso se conecta a algunas clases que lo alivian.
Por el momento su destino sigue siendo el ‘encierro en el paraíso’, y su futuro incierto, por eso termina su columna con una promesa que queda abierta:
“Estoy atrapado en el paraíso. Todavía no sé ni cómo ni cuando me voy a poder ir de aquí. Pero sospecho que esta experiencia me va a marcar mucho. De hecho, ya me cambió. Me ha dado tiempo, mucho tiempo, de pensar en lo verdaderamente importante. Luego les cuento en que termina todo esto”.