Cientos de exmilitares guatemaltecos irrumpieron este martes en el parqueo del Congreso de ese país para demandar una compensación económica por su participación en el conflicto armado interno que vivió Guatemala entre 1960 y 1996.
Como resultado de la acción violenta de los veteranos, que iban armados con machetes, palos y piedras, hubo al menos una decena de policías y cuatro periodistas heridos, según reportaron autoridades locales.
Los exmilitares, que llevaban varios días protestando, irrumpieron a la fuerza en el edificio del Legislativo después de romper el portón de hierro. Una vez dentro del recinto quemaron oficinas legislativas, cinco automóviles y tres motocicletas.
Funcionarios y trabajadores del Congreso fueron evacuados por la Policía Nacional Civil en un operativo a través de la calle paralela al estacionamiento, donde se encontraban los manifestantes.
Hasta que pudieron sacarlos, estuvieron retenidos en el edificio, mientras los manifestantes causaban destrozos.
La manifestación empezó en horas de la mañana en el Parque Central, la plaza principal de la capital, y sobre las 2:00 pm se tornó violenta en las inmediaciones del Congreso, también situadas en el centro histórico.
Más de 200 de efectivos antidisturbios de la Policía Nacional Civil de Guatemala participaron en la operación y lanzaron gases lacrimógenos contra los manifestantes. Tres horas y media después lograron retomar el control del Congreso, que se mantuvo custodiado durante la jornada.
La exigencia de los veteranos es que se apruebe una ley de resarcimiento que dispone que cada uno de ellos recibirá 120,000 quetzales por su participación en la guerra civil.
Francisco González, de la Asociación Nacional de Soldados en Reserva del Ejército de Guatemala, dijo que si no se cumplen sus demandas habrá más violencia. “Aquí hay kaibiles, hombres completamente entrenados, soldados de montaña completamente entrenados para sobrepasar a los antimotines, están completamente entrenados para morir”.
La compensación económica a los veteranos de la guerra civil fue una de las promesas de campaña del presidente guatemalteco, Alejandro Giammattei.