El este de Afganistán vive este miércoles las terribles consecuencias de un fuerte terremoto que dejó al menos 1.000 muertos y 1.500 heridos.
Se trata del sismo más mortal que vive el país en dos décadas.
El terremoto de magnitud 6,1 golpeó con fuerza en la provincia de Paktika, una zona fronteriza con Pakistán, donde la gente lleva una vida precaria.
“La gente está cavando tumba tras tumba”, aseguró este miércoles tras el terremoto Mohammad Amin Huzaifa, jefe del Departamento de Información y Cultura de Paktika.
El funcionario explicó que la lluvia empeoró la situación en estas áreas de difícil acceso en las montañas y que “todas las casas están destruidas. La gente sigue atrapada bajo los escombros”, según dijo.
Mientras tanto, el líder supremo del país, Hibatullah Akhundzada, advirtió que el número de víctimas probablemente aumentaría aún más.
El gobierno talibán pidió ayuda internacional para hacer frente al desastre.
“Sabemos que varios distritos en la provincia de Paktika son los más afectados, pero también está lloviendo a cántaros y eso dificulta llegar a estas comunidades. Es difícil saber el alcance del horror que se vivió en las últimas 24 horas”, dijo Sam Mort, representante de Unicef en Afganistán.