Al igual que Estados Unidos, el Reino Unido anunció que enviará tropas a Kabul para ayudar a evacuar a sus diplomáticos, soldados y ciudadanos y a los miles de afganos que han trabajado con ellos, ante el avance de los talibanes hacia la capital.
El gobierno de Boris Johnson informó que enviará 600 soldados, y el secretario de Defensa, Ben Wallace, aseguró que el país estaba trasladando su embajada desde las afueras de la Zona Verde a un lugar potencialmente más seguro y más cerca del centro de la capital, según el medio británico The Guardian.
Además, el funcionario advirtió que Afganistán “va camino a una guerra civil”, y recordó la historia del país, que fue durante muchos años un territorio sin organización estatal, “liderado por caudillos militares, diferentes provincias y tribus, y terminas, si no eres muy cuidadoso, en una guerra civil”.
Unos 200 diplomáticos y soldados británicos están siendo evacuados, pero no se han dado a conocer las cifras exactas. Reino Unido espera evacuar también a alrededor de 4.000 afganos. Mientras que otros gobiernos occidentales también están acelerando los planes de evacuación del personal de sus embajadas en medio del temor por el avance de los talibanes en Afganistán.
Por su parte, Estados Unidos anunció que enviaría tres batallones (unos 3.000 soldados) al aeropuerto internacional de Kabul en las próximas 24 a 48 horas. El portavoz del Departamento de Defensa, John Kirby, dijo que los refuerzos ayudarían a la “reducción segura y ordenada” de los ciudadanos estadounidenses y afganos que trabajaban con los norteamericanos y que, en consecuencia, habían recibido visados especiales de inmigrantes.
“Hemos estado observando muy de cerca y con preocupación la situación de seguridad sobre el terreno, y es mucho mejor ser prudente al respecto y ser responsable y observar las tendencias para tomar las mejores decisiones posibles para la seguridad de nuestra gente que esperar hasta que sea demasiado tarde”, dijo Kirby, de acuerdo a The Guardian.
Altos funcionarios estadounidenses hablaron el jueves con el presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, y le comunicaron que el país norteamericano “sigue apostando por la seguridad y la estabilidad de Afganistán” frente a la violencia talibán, según el Departamento de Estado.
El secretario de Estado, Antony Blinken, y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, informaron a Ghani que Estados Unidos estaba reduciendo su presencia civil en Kabul dada la “evolución de la situación de seguridad” y que aumentaría el ritmo de los vuelos con visado especial de inmigración para los afganos que ayudan a los norteamericanos, según el comunicado.
Críticas del secretario de Defensa británico a Estados Unidos
Ben Wallace apuntó contra la decisión de los norteamericanos de abandonar Afganistán y lo calificó como un “error” que ha dado “impulso” a los talibanes.
En declaraciones a Sky News, advirtió que “la comunidad internacional probablemente pagará las consecuencias” y que le preocupa que Al Qaeda recupere una base en Afganistán.
Wallace dijo que el acuerdo de retirada negociado en Doha (Qatar) por la administración Trump fue un “acuerdo podrido” al que el Reino Unido trató de resistirse, y agregó que su país no tuvo más remedio que retirar las tropas, porque la comunidad internacional tenía que actuar conjuntamente. “Cuando Estados Unidos tomó esa decisión, la forma en que todos estábamos configurados significaba que teníamos que irnos”, explicó.
“En el momento del acuerdo de Trump con, obviamente, los talibanes, me pareció un error haberlo hecho de esa manera. Todos, en la comunidad internacional, probablemente pagaremos las consecuencias de eso”, manifestó.
“Creo que el acuerdo que se cerró en Doha fue un acuerdo podrido. En efecto, le dijo a un talibán que no estaba ganando que estaba ganando, y socavó el gobierno de Afganistán y ahora estamos en esta posición en la que los talibanes tienen claramente el impulso en todo el país”, agregó.
La ofensiva talibán produjo unos 250.000 desplazados, un 80% mujeres y niños
La ofensiva de los talibanes en Afganistán, que están tomando rápidamente todos los centros urbanos del país, ha causado al menos unos 250.000 desplazados desde su inicio en mayo, y un 80% de ellos son mujeres y niños, advirtió este viernes la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Este éxodo se suma a los 150.000 que ya tuvieron que dejar sus hogares entre enero y mayo, y eleva el total de desplazados internos en el país centroasiático a 3,3 millones, según las cifras facilitadas en rueda de prensa por la portavoz de ACNUR, Shabia Mantoo.
“El número de víctimas en las imparables hostilidades es inmenso”, subrayó Mantoo, quien alertó que Afganistán “va en camino de sufrir la peor cifra anual de fallecidos civiles en conflicto desde que la ONU tiene registro”.
Mientras se intensifican los combates en 33 de las 34 provincias afganas, en un momento en el que los talibanes ya han tomado la segunda mayor ciudad del país, Kandahar, y amenazan Kabul, la portavoz recordó que la ONU “pide un alto el fuego permanente y una solución negociada por el bien del pueblo afgano”.
Mantoo detalló que la mayoría de los desplazados por el conflicto han evitado dejar Afganistán y “se mantienen lo más cerca posible de sus hogares”, aunque unos 120.000 que han huido de zonas rurales y de provincias han buscado refugio en Kabul y alrededores.
Pese a esa pauta de movimientos, ACNUR pidió este viernes a los países vecinos que mantengan sus fronteras abiertas a posibles refugiados.