El pequeño Noah Orona, de 10 años, se recupera de las heridas que recibió el martes en el tiroteo de la escuela primaria Robb de Uvalde, Texas, que dejó 21 muertos: 19 niños y dos maestras.
Orona sobrevivió al ataque, perpetrado con un rifle tipo AR-15. El atacante le disparó por la espalda y el balazo salió por su hombro. Se recupera en el Hospital Metodista de Niños de San Antonio. Tras el tiroteo, se reencontró con sus padres en el hospital de Uvalde, cuando ya lo preparaban para trasladarlo de centro médico.
Cuando el niño, convaleciente, vio a sus padres, estaba preocupado. “Papá, perdóname, mi ropa está llena de sangre”, dijo en shock a su padre, Oscar Orona, que recuenta lo ocurrido. El padre le respondió que no debía preocuparse y el niño completó: “También perdí mis lentes”.
Noah Orona relató a sus papás que había visto “sangre por todos lados” mientras ocurría el tiroteo. Les dijo que pasó “mucho tiempo” antes de que llegara el agente de la Patrulla Fronteriza que finalmente abatió al atacante.
Contó además que su maestra sirvió de escudo entre el atacante y varios estudiantes hasta que recibió un disparó y cayó sobre uno de los niños de su salón, muerta.