Hagens Berman, un bufete estadounidense de abogados especializados en litigios de consumo, presentó el pasado 27 de abril una demanda contra Samsung en relación con un defecto de diseño en sus teléfonos inteligentes de la serie Galaxy S20.
En concreto, el demandante hace referencia a múltiples casos de grietas espontáneas y roturas del cristal de la cámara trasera de los celulares, sin que medie cualquier causa externa. Así, Hagens Berman cita varios casos concretos para comprobar la gravedad del problema.
“Sucedió al segundo día, cuando el dispositivo estaba en mi bolsa sobre una mesa en el hospital. No se me había caído ni lo había tocado, y estaba en una funda protectora desde que lo abrí”, reportó un propietario.
Mientras la empresa, al decir de los demandantes, pretende ignorar el problema, los abogados de Hagens Berman quieren conseguir que la compañía surcoreana desembolse indemnizaciones.
“Los consumidores no deberían pagar por el diseño defectuoso de Samsung. Los propietarios del Galaxy S20 merecen ser compensados por la pérdida de funcionalidad y los costosos reemplazos”, reza un comunicado de la firma jurídica.
Según se afirma en el documento de Hagens Berman, Samsung reconoció la existencia del problema e incluso admitió su causa: todo se debe a la presión interna que se acumula bajo el vidrio, sostiene la empresa.
Sin embargo, la entidad se negó a cubrir el fallo técnico en correspondencia con la garantía, al sostener que la carga de sustituir el problemático componente, a un precio de cientos de dólares, recae en los clientes.