En el ajetreado ritmo de vida actual, muchos dueños de mascotas se enfrentan a un dilema diario: ¿cuántas horas puede quedarse un perro solo en casa sin que su bienestar se vea afectado? Si bien las obligaciones laborales y sociales a menudo nos obligan a ausentarnos, es fundamental comprender que los perros son seres sociales por naturaleza y la soledad prolongada puede tener consecuencias negativas para su salud física y emocional.

Aunque algunas legislaciones, como la Ley de Bienestar Animal en España, establecen un límite máximo de 24 horas consecutivas para que un perro permanezca sin supervisión, los expertos en comportamiento animal y veterinarios coinciden en que este tiempo es excesivo para la mayoría de los canes. La recomendación general es que un perro adulto no debería pasar más de 6 a 8 horas solo de forma regular. Para los cachorros, este período se reduce drásticamente a no más de 2 a 4 horas, debido a sus necesidades de socialización y control de esfínteres.

Dejar a un perro solo por períodos más largos de lo recomendado puede desencadenar una serie de problemas. Uno de los más comunes es la ansiedad por separación, un trastorno que provoca una angustia severa en el animal cuando se queda solo. Las señales de este padecimiento incluyen ladridos o aullidos excesivos, comportamiento destructivo (morder muebles, rascar puertas), orinar o defecar en lugares inapropiados e incluso autolesiones.
Más allá de la ansiedad, la soledad puede generar aburrimiento y falta de estimulación mental y física, lo que a su vez puede derivar en depresión, obesidad y otros problemas de comportamiento. Los perros necesitan interacción, ejercicio y afecto para mantenerse equilibrados y felices.
Para mitigar el impacto de nuestras ausencias, es crucial preparar adecuadamente al perro. Antes de salir, asegúrate de que haya tenido un buen paseo y haya gastado energía. Déjale en un espacio seguro y cómodo, con acceso a agua fresca y juguetes interactivos que lo mantengan entretenido. Acostúmbralo a tus salidas de forma gradual, empezando con periodos cortos y aumentándolos progresivamente. Es importante también no hacer de las despedidas y llegadas un evento demasiado efusivo, para que el perro entienda que es una situación normal.
Observar el comportamiento de tu mascota es fundamental. Si al regresar encuentras destrozos o los vecinos se quejan de ladridos constantes, es probable que tu perro no esté gestionando bien la soledad. En estos casos, es recomendable consultar con un etólogo o educador canino para recibir pautas específicas y mejorar la calidad de vida de tu fiel compañero.